martes, 25 de octubre de 2011

LOS HUEVOS FRITOS...

Los huevos ya se freían en el escaso aceite. La estufita de gas para camping funcionaba.

Practico calentador para habitaciones de hotel...

Eran nuestros primeros huevos fritos en Europa. La piecita del hotel hacía de living-comedor-cocina-ducha y dormitorio. El ruido de la fritura lo cubríamos con el chorro de agua de la canilla. El lavatorio era la única parte del baño que nos tocaba. Como ví que los postigos de la única ventana estaban demasiado entornados, los abrí de par en par para dejar salir el olorcito que nos podía denunciar si bajaba las escaleras. Me puse a contemplar nuestra comida y con la cuchara le echaba aceite para endurecer los huevos que se estaban dorando.

Ventana de la habitacion...

Al levantar la cabeza me encontré con una mirada. Un hombre colgaba en la parte exterior del hotel. Y estaba justo frente a nuestra ventana. Con los ojos tan grandes como los mismos huevos que se estaban dorando. Y todo por culpa de Malraux! El ministro de Cultura de De Gaulle había tenido la idea de "limpiar" las paredes de todo Paris. El ahora hambriento obrero, luego de contemplar ávidamente nuestro almuerzo, aceleró su bajada para comer su sandwiche.... y comentar su alucinación en el cuarto piso.

Leopoldo Rodríguez, Octubre 1999

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