domingo, 18 de enero de 2015

BECA DE LA DEUTCHER AKADEMISCHER AUSTAUSCH DIENST 1962

Todo comenzó durante una conversación en el pasillo. Los pasillos de la Facultad eran centro de reunión para los vespertinos. Llegábamos al atardecer; empleados bancarios, vendedores en tiendas, ayudantes en negocios familiares, etc.
Esa tarde, de las primeras del año académico de 1961, me encontré con el ecuatoriano. Era el único de esa nacionalidad en toda ingeniería. Este simpático representante andino me contaba de sus actividades veraniegas. Entre ellas, la visita a la ciudad de Santa Fe. Allí había estado en la Facultad de Ingeniería Química. En este punto se detuvo a contarme en detalle sobre la beca obtenida por un grupo de estudiantes de esa facultad. Se trataba de una beca para viajar a Alemania. El tema me entusiasmó. Quedamos en hacer averiguaciones y volver a vernos.
Al día siguiente, luego de salir de la Caja Popular de Ahorros donde trabajaba, me dirigí al consulado Alemán en la ciudad de Córdoba.
La muy buena atención que recibí por parte del Cónsul fue sin duda un gran puntapié inicial. El entusiasmo que prestó el Cónsul desde el comienzo lo acompañó durante todo el trámite.
Tan pronto como lo puse al tanto de lo realizado por los estudiantes de Ingeniería Química en Santa Fé, se propuso ayudarnos a hacer lo mismo con los estudiantes de Agrimensura en Córdoba.
Nos despedimos de esa primera entrevista, seguros de que íbamos a comenzar algo que por primera vez se llevaba a cabo en la Docta.
Ahora me tocaba entusiasmar a los estudiantes. Comencé con un dirigente estudiantil del CEI*, Edgardo Galletti. Edgardo contribuyó acercando ideas de cómo organizarnos, las que fueron sumamente útiles en los pasos siguientes.
La primera reunión adonde se habló de la posibilidad de presentar un pedido al Gobierno Alemán, se realizó en un bar situado frente a la facultad, lugar adonde continuaban las clases del Profesor Racagni después de hora.
Allí conversamos con Edgardo y el ecuatoriano e hicimos una lista de posibles interesados.
Era claro que el grupo debía estar integrado básicamente por estudiantes de agrimensura (Ingeniero Agrimensor).
En poco tiempo se corrió la voz y se comenzó a formar un primer grupo de apoyo; núcleo indispensable para organizar este viaje de becarios a Europa.
Apenas un par de semanas después de estar con el Cónsul, éste me llamó para darme la primera información recibida.
De Buenos Aires, la Embajada Alemana le enviaba la documentación con detalles sobre el tipo de beca que se trataba.
En un par de visitas y algunas llamadas a la embajada quedaron claras las condiciones mínimas para poder optar a la beca.
Básicamente debíamos contar con una organización estudiantil que solicitase la beca. Dicha organización debía tener el respaldo de la institución académica correspondiente.
Con los formularios para el pedido teníamos lo necesario para entusiasmar a los que todavía no creían.
Ya se habían sumado algunos nuevos, entre ellos un estudiante de Ingeniería Civil (el único aceptado fuera de agrimensura) y gran amigo personal, Walter Sanz.
En esa semana surgió la idea de fundar la ASOCIACION DE ESTUDIANTES DE INGENIERO AGRIMENSOR (ADEIA).
Tardamos poco en tener los primeros treinta miembros; era el total de estudiantes anotados en la escuela.
Escudo de ADEIA.

A fines de Junio ya teníamos los formularios listos y los entregamos a nuestro amigo el Cónsul Alemán. Le describimos nuestros planes de recolección de fondos, búsqueda de apoyo económico en instituciones privadas y públicas, etc.
Pero no tardamos en darnos cuenta que recién había comenzado el trabajo.
Dos semanas después recibimos una nota en que se nos solicitaba una serie de datos institucionales, firmas, documentos, etc. Conseguir todo esto nos tomó meses de ajetreo y múltiples reuniones.
-        El nombre y nota de aceptación firmada por el profesor que nos acompañaría.
-        Listado de instituciones alemanas que deseábamos visitar y que aceptaban atendernos.
-        Documentación oficial de la Facultad que nos respaldaba institucionalmente.
En la práctica tuvimos que rehacer los formularios; que los refrendara el Decano de la Facultad; conseguir al profesor que se comprometiera a viajar; listado de los estudiantes a participar del viaje, los que deberían estar en su último año en agrimensura; contactar y recibir invitación de las instituciones a visitar; etc.
Sin embargo nos avisaban que teníamos una media aprobación que estaba pendiente hasta que llenáramos las condiciones requeridas en el pedido.
Comenzamos por entrevistar al Profesor Racagni. De entrada nos dio a entender que él no era el indicado; tenía una familia numerosa y obligaciones profesionales que le impedían aceptar el ofrecimiento. El mismo nos recomendó hablar con el Profesor G.S. Bartaburu.
Afortunadamente esta segunda entrevista fue exitosa y encantado se prestó a acompañarnos en la aventura.
Debidamente satisfechos los respectivos documentos y formularios, la activa participación de Edgardo nos ayudó a obtener la firma del Decano.
Comencé entonces a viajar a Buenos Aires, adonde mis parientes porteños me apoyaron alojándome durante mis innumerables viajes; visitaba las oficinas de empresas alemanas: cartográficas, ópticas, de ingeniería, etc. Quincenales visitas que poco a poco me abrieron las puertas de muchas de ellas. Pelikan, Bayer, Zeiss, etc. Cada una me indicaba otra y hasta hacían de intermediarios con aquellas que no tenían representantes en Argentina.
Paralelamente se cerraba la lista de estudiantes a participar.
A último momento, por pedido especial del Profesor Bartuburu, tuvimos que aceptar a otro profesor acompañante. En total eran catorce nombres que fueron inscriptos. Entre ellos no estaban los dos primeros compañeros: Edgardo y el estudiante ecuatoriano. Ambos habían desistido de integrar el grupo por motivos personales.
ADEIA marchaba viento en popa, generando actividades como una función benéfica en el Teatro Rivera Indarte; bailes; rifas; etc.
Vimos entonces que a los fines de obtener un apoyo directo de la Facultad de Ingeniería, debíamos contar con algo más que la buena voluntad de nuestro amigo Edgardo y su CEI.
Se nos ocurrió la idea de tener un miembro del grupo como consejero estudiantil.
Entrevisté a dirigentes del UDEI para pedirles una tercera ubicación entre cuatro candidatos. Con la elección encima y con una respuesta que nos aseguraba solamente el cuarto lugar, me volví a Edgardo quien volvió a darnos su apoyo en el CEI y conseguir la tercera posición buscada. Nuestro candidato fue el Flaco Scaramuzza. Con el apoyo y voto en masa de nuestros treinta estudiantes y sus amigos conseguimos que triunfe el CEI con suficiente margen como para obtener el tercer lugar. Habíamos dado un paso adelante de gran importancia ya que posteriormente la Facultad nos dio suficientes fondos como para adquirir el pasaje vía marítima de los 14 participantes.
Un aporte de similar magnitud fue concedido por la Caja Popular de Ahorros, mi empleador. Con esto, más lo aportado por Catastro de la Provincia y lo reunido en las múltiples actividades realizadas, teníamos suficientes fondos para sostener a los 14 estudiantes y profesores durante todo el viaje.
No quiero dejar de lado la colaboración recibida de muchos estudiantes que no estaban en el listado pero que nos apoyaron en todo momento; como el caso de aquellos que participaron en el viaje anual que la escuela realizaba a Buenos Aires. Durante el mismo se hicieron ahorros y colectas que se sumaron a los fondos para el viaje.
A fines de Octubre recibimos el visto bueno definitivo y el detalle del viaje según lo había preparado la DEUTCHER AKADEMISCHER AUSTAUSCHDIENST, la institución que nos becaba y se encargaría de nosotros al arribar en Hamburgo. La beca constaría en una comida de bienvenida al arribar, la provisión de un ómnibus con choffer, un guía bilingüe, el alojamiento y la coordinación del recorrido por toda Alemania Occidental, incluido Berlín Occidental.
Finalmente tuve que encarar la tarea de adquisición de los pasajes. Se había elegido viajar en una compañía francesa ** con los barcos LOUIS LUMIERE y CHARLES TELLIER.
Al comprar los pasajes, la agencia no creyó necesario hacer las reservas del regreso con tanta anticipación. En especial porque luego de la beca en Alemania, el grupo se dividía en tres o cuatro subgrupos o individuos que volverían en distintas fecha.
En la última reunión del grupo se decidió que cada uno debería presentarse en el puerto dos horas antes del embarque.
La lista de participantes quedó constituida por los estudiantes Cáceres, Sanz, Vals, Salas, Badaró, Croppi, Alvarez, Scaramuzza, Lucero, Romero, Farber y Rodríguez y los profesores Bartaburu y Garro.  
La partida tuvo lugar el 2 de Enero de 1962 desde el puerto de Buenos Aires***.

Los becados en el Louis Lumiere en viaje a Hamburgo.

* CEI: Centro de Estudiantes de Ingeniería.
Leopoldo Rodríguez
Diciembre 2005